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domingo, 26 de enero de 2014

Del vino

En la calle de Hortaleza frente a la del Colmillo, n.7, qto. segundo,  se halla de venta una porción de botellas de vino moscatel de superior calidad, las que se darán juntas o separadas con mucha equidad”.
El bebedor, Goya

El vino es una de las bebidas más antiguas que se conocen. Fuertemente relacionado a lo largo de su historia con reyes y nobles, su elaboración y consumo se remonta a miles de años.

Esta bebida conocida por los egipcios tuvo, en Grecia primero y después en Roma, un desarrollo y expansión por la Europa mediterránea, donde se asociaba este líquido embriagador con la riqueza y el placer.

Después de la caída del imperio romano, el desarrollo de los viñedos y su producto estuvo muy asociado a los monjes que lo necesitaban para los sacramentos cristianos, aunque su verdadero resurgimiento se llevó a cabo con el crecimiento de la burguesía que lo demandaba y se interesaba por vinos de considerable calidad para lucir en sus mejores mesas como símbolo de lujo y poder.

Mientras tanto los vinos de baja calidad se servían en las tabernas que se surtían de pequeñas bodegas de los alrededores y donde la mayor o menor graduación en el alcohol que contenía se conseguía con el añadido de agua o de aguardiente según interesase (un mayor contenido alcohólico facilitaba el trasporte sin alterarse).
Bodegón, Meléndez

En los años de finales del siglo XVIII, los mayores importadores de vino de nuestro país fueron con diferencia los ingleses (que influyeron de acuerdo a sus gustos en la elaboración de dichos caldos), aunque también otros países apreciaban y demandaban habitualmente vino español: Alemania, Estados Unidos, Holanda, Francia, Rusia

Es evidente que el comercio con las colonias fue también una buena ocasión para la exportación de vino al Nuevo Mundo: los periódicos de 1800 daban noticia de barcos que desde Cádiz, La Coruña o Santa Cruz de Tenerife trasportaban a Veracruz, Honduras y la Guajira toneles con vino andaluz, gallego o vidueño destinado a satisfacer la demanda del mercado.

En 1800 en nuestro país los vinos más consumidos generalmente eran los producidos por las bodegas más próximas, vinos jóvenes que llamaban “vino tierno” (del mismo año) llegando a venderse a 24 reales la arroba, mientras los vinos de los dos años anteriores (1798 y 1799) se vendían a 20 y 14 reales respectivamente. Estas eran bebidas para todas las mesas y para la mayoría de los paladares.

Pero en las “tiendas de vinos generosos” había vinos “de distintos gustos”: Rioja, clavazón, aloque, garnacha, rancio, moscatel, que eran producidos en lugares como Cartagena, Peralta, Tudela, Alicante, la Mancha, Cataluña, Andalucía (la mayor exportadora a países centroeuropeos) y que ya eran muy conocidos en la Corte.

Decía un artículo de 1800: “Para dar una idea del cuidado y delicadeza con que se ejecutan todas estas operaciones, bastará decir que a los vendimiadores se les prohíbe el comer pan junto a las uvas que van cortando”.

Bien que la calidad del vino era muy desigual, es cierto que éste constituía un habitual acompañante de las comidas aun cuando se rebajaba a veces con agua, pero también en estos años de 1800 era un elementopara hacer tinta liquida de la mejor calidad y que no se enmohecía”, componente para “soldar hierro o metal en frío”, preparado para tomar disuelto habitualmente con medicamentos, pócima junto a la quina para tratar heridas, específico para fortificar el estómago, reconstituyente en las convalecencias,  vitualla imprescindible en la despensa, y mejunje para lavar los dientes.

Dos siglos después, el vino de nuestro país continúa siendo un referente a nivel mundial y podemos decir que es tanto por la calidad de sus caldos (Rioja, Málaga, Jerez, Ribera del Duero y muchos otros) como por ser uno de los mayores productores de estas bebidas en el mundo.

domingo, 19 de enero de 2014

Teatro en España

Teatro hacia 1800
En 1800 las representaciones teatrales consistían en una pieza de varios actos, generalmente tres o más, y que se concluían con un fin de fiesta que consistía en un sainete, una tonadilla o incluso un baile.

En los entreactos se representaban sainetes que eran obras cortas destinadas a entretener y divertir mientras se cambiaban los decorados.

En España el teatro tenía su modelo en el teatro francés, como la mayoría de los países que tomaban a Francia como referencia, y así en España se hicieron traducir con frecuencia textos franceses al castellano para ser representados. De esta forma la traducción fue un recurso muy utilizado y recurrente entre los dramaturgos de la época.

La afición por el teatro no sólo se satisfacía mediante la asistencia a los locales públicos de las ciudades, sino que se manifestaba con multitud de representaciones en casas particulares de familias adineradas donde se ejecutaban obras vistas anteriormente en los coliseos de la capital, mezclados a la vez con actuaciones y exhibiciones. Era común que en este tipo de actuaciones predominaban los “entremeses” y piezas.

Era normal que compañías ambulantes y cómicos, recorrieran de manera itinerante las villas y ciudades, para satisfacer las necesidades de entretenimiento de la población.
Cómicos ambulantes, 1793

El repertorio de obras que escenificaban las compañías profesionales era también impreso para uso de los aficionados. El estreno o la reposición de una pieza teatral iba a menudo acompañados de su publicación que se vendía en las librerías.

Existían teatros y compañías en las grandes ciudades como Cádiz, Barcelona, Sevilla, Valencia, tratando de igualar a las de la capital.

En la capital del reino eran tres los teatros públicos existentes: el Teatro del Príncipe y el Teatro de la Cruz, que fueron antiguos corrales de comedias, y el antiguo Teatro de los Caños del Peral, todos ellos convertidos y reformados años antes en coliseos más modernos de acuerdo a los nuevos tiempos.

En los teatros de la capital el personal empleado en las actuaciones estaba compuesto por los actores y actrices de primera y de segunda, pero también había que contar entre otros con tramoyista, guardarropa, cobrador, músicos, apuntadores, sirvientes, agentes, pintor, compositor, alguaciles, silleros.

Dramaturgos destacados de la época fueron Ramón de la Cruz, el mejor pagado por sus sainetes, y el ilustrado Leandro Fernández de Moratín que pocos años más tarde, en 1806, publicó su obra más famosa “El sí de las niñas” donde se expone la educación y la falta de libertad de las mujeres de la época.

El público buscaba las representaciones con imponente montaje teatral, con colorido y esmeradas decoraciones, y cuidada escenografía, y prueba de ello son los anuncios que se hacían en los periódicos: “Se advierte al público que para esta comedia se han hecho dos decoraciones nuevas, las que ha pintado don Antonio Tadey.

Buscando la aprobación y una mayor asistencia de público dentro de la representación, e incluso concluida la obra, se interpretaba música y baile: minué afandangado, boleras, tonadilla.

Con la intención de mejorar en varios aspectos los teatros y la representación teatral en 1799 se aprobó un plan de reforma en el  que se preveía la publicación de las piezas nuevas que se fueran representando en una  colección que se denominó Teatro Nuevo Español, que se proponía imprimir y se publicó en los años 1800 y 1801 componiéndose de seis volúmenes donde la mayoría consistían en traducciones de obras extranjeras.

En cuanto a los precios de los teatros, en la capital para el año 1800, variaban de más de 2 reales en patio a 10 reales en asiento en palco principal, siendo común que “el Diario de Madrid” publicara una sección donde era costumbre anunciar la cantidad recaudada el día anterior: "La entrada de antes de ayer fue de 7537"

Las funciones empezaban a las cuatro y media de la tarde ya que duraban varias horas, aunque desde abril de 1800 se decidió que los teatros alternarían el horario entre las cinco y las siete y media de la noche.

La cartelera de 1800 en Madrid estuvo compuesta de comedias como "El mejor alcalde el rey", "El pintor fingido", "Madrid por dentro", "Entre el amor y el honor", oratorios sacros como "Nabucodonosor" o dramas como "El amor dichoso".

Mucho ha cambiado en el teatro en cuanto a técnica, estilo, obras, puesta en escena, etc., pero una cosa continúa, el compromiso y la entrega de los que se dedican a este espectacular oficio.

domingo, 12 de enero de 2014

Manuel de Godoy, el hombre más influyente

Godoy, 1801
Está valorado como uno de los hombres que en la historia de España, sin ser de sangre real, acumuló más títulos y obtuvo más poder en el país y además en un cortísimo periodo de tiempo.

Manuel de Godoy y Álvarez de Faria nació en Badajoz el 12 de mayo de 1767.

Desde que con 17 años entra en la guardia de corps (guardia personal de la casa real), el joven rubio y de tez blanca, con intuición va ascendiendo y consiguiendo diferentes cargos y preciados reconocimientos que le hacen tener más influencia y poder tanto dentro de la corte como fuera de ella: cadete, coronel de caballería, gentilhombre de cámara, teniente general, regidor, caballero, comendador, consejero de Estado, capitán general, y un largo etcétera de cargos. Acaparó títulos nobiliarios y fue favorito del monarca manteniendo una estrecha relación con los reyes.

Posiblemente los títulos más interesantes que se le otorgaron, y que han pasado a la historia como de naturaleza extraordinaria, han sido los de Príncipe de la Paz, sin ser de familia real y que le fue concedió tras firmar el Tratado de Basilea, donde entre otras cuestiones, España cedía la isla de Santo Domingo a Francia a cambio del territorio ocupado por los franceses al sur de los Pirineos, y el reconocimiento de Generalísimo, categoría que no se había otorgado antes a nadie en España, que le daba extensos poderes, y que se le otorgó por la victoria sobre Portugal en ese mismo año y por la que se incorporó el territorio de Olivenza al reino de España.

Se casó con María Teresa de Borbón, condesa de Chinchón y prima del monarca Carlos IV, con la que tuvo en 1800 una hija, aunque su gran amor y amante, y que llegaría a ser su segunda mujer, fue Pepita Tudó con la que tuvo varios hijos.

Fue primer ministro y el hombre más poderoso del país, y aunque en 1798 abandona su cargo de primer ministro, su figura vuelve a ser prioritaria en el gobierno a finales de 1800 hasta 1808 que fue depuesto con el motín de Aranjuez.

En el año de 1800 nace su única hija con Mª Teresa de Borbón, que llamó Carlota Luisa y a finales de ese mismo año, vuelve a ser el hombre más influyente del país y una figura prioritaria en el gobierno, después de haber abandonado su cargo poco antes.

Entre sus actuaciones más destacas podemos citar que se opuso a los privilegios de la alta nobleza, autorizó la vuelta de los jesuitas, limitó la actuación de la Inquisición, intentó divulgar el saber de su tiempo y promovió medidas encaminadas a modernizar España incluyendo mejoras sanitarias y educativas. Durante su mandato se fundó la primera escuela de Veterinaria, la Escuela Superior de Medicina en Madrid, así también otros organismos como el Cuerpo de Ingenieros de Caminos.

Manuel de Godoy fue un apasionado de la pintura y en sólo unos años consiguió acumular más de mil obras pictóricas de gran valor, formando una colección de pinturas de grandes maestros. Hay quienes estiman que formó la primera pinacoteca moderna de España.

En la historia algunos consideran su rápido ascenso y su importancia política a un romance extramatrimonial con la reina, pero también hay quienes piensan que independientemente de haber existido dicha relación, la rápida ascensión de Godoy fue correspondencia de las circunstancias políticas e históricas del momento como la repercusión de la revolución francesa.

Desterrado por Fernando VII a Italia, se mantuvo fiel a los reyes Carlos IV y María Luisa hasta la muerte de estos. Más tarde se instaló en París, donde murió el 4 de octubre de 1851 a los 84 años de edad, después de más de cuarenta años de destierro, y habiendo publicado sus memorias años antes.


domingo, 5 de enero de 2014

"Callejeros Viajeros": Suecia 1800


Suecia, vista de Estocolmo hacia 1800

Considerado en 1800 como uno de los grandes y destacados estados de Europa por sus leyes, su sistema de gobierno y los derechos de sus habitantes, Suecia se configuraba como un país con bahías y golfos de paso difícil para navegantes.

El más vasto estado de Europa después de Rusia” poseía un clima riguroso, que le hacía encontrarse cubierto de nieve gran parte del año con lagos helados, donde el invierno era largo, seco y muy frío y el verano corto con un sol que “permanece por tanto tiempo sobre el horizonte, que la noche no es más que un ligero crepúsculo”, mientras que la primavera y el otoño eran casi desconocidos.

De carácter noble y generoso, los suecos eran considerados sobrios y de ingenio vivo, sencillos a la vez que muy instruidos. “los suecos tienen un grado de instrucción superior a otras muchas naciones, todos los aldeanos sin excepción saben leer”.

El país poseía ricas minas, y en sus bosques dominaba el pino y el álamo blanco y abundan animales como los lobos, zorros, liebres, aves. La pesca en el mar como en los rápidos ríos con cascadas propicios para el salmón era una práctica común.

Además del comercio del salmón, la pesca de arenque era un importante ramo de exportación para los suecos que lo comerciaban tanto como alimento seco al humo, que era muy preciado en algunos países meridionales, como en aceite.

Ríos y cascadas en Suecia
La ciudad de Estocolmo, rodeada de montañas y con unos setenta y cinco mil habitantes, era la capital del país a la vez que ciudad más populosa y estaba formada por dos arrabales, uno al norte y otro al sur,  que la hacían una ciudad de amplias dimensiones.

Ya en 1800, se iban construyendo poco a poco,  las casas de las grandes ciudades como Estocolmo y Gotemburgo (famosa por su comercio y segunda en importancia del país) con piedra y ladrillo, sustituyendo a la madera, haciéndolas de esta manera mucho más sólidas y elegantes a la vez que los ricos y nobles edificaban sus casas en la costa por sus vistas agradables.

El paseo por las calles y tomar una merienda por las tardes eran las diversiones más usuales de sus habitantes, donde a las siete de la noche se decía estaban cerradas todas las casas.

También estaban como entretenimiento y eran muy frecuentados la ópera sueca con bailarines franceses, para “la élite de la sociedad” y el teatro de farsas y piezas pequeñas o las óperas bufas para la “gente ordinaria”.

La fiesta del carnaval al igual que el la mayoría de los países europeos era muy celebrada con disfraces y funciones teatrales, pero en este país destacaba sobretodo una fiesta sobre las demás en el año, y esta era la fiesta de la Natividad, en el que los suecos se hacía acopio de provisiones y adornaban el interior de las casas “con colgaduras y con las mejores alahas que tenían”.

En las mesas para grandes ceremonias, se hacían brindis con un enorme vaso lleno de vino del Rhin o de champaña, y este vaso circulaba “a la redonda” mientras cada uno bebía un sorbo.
Pescado seco

La alimentación de la mayoría de los suecos se basaba en productos como el pan, pescado salado o seco (por sus muchos lagos y su amplia costa) y una especie de puches (gachas), estando como bebida habitual la cerveza y el aquavit (especie de aguardiente o vodka).

Los lapones, al igual que habíamos comentado sobre Noruega, constituye un grupo minoritario en la población (en Suecia eran unos siete mil habitantes entre un total de tres millones de habitantes), que ocupaban una gran extensión de terreno sobre todo en los territorios más inhóspitos.
Suecia, 1802

Un hecho curioso, y sorprendente para la época, era que entre los ricos propietarios suecos, además de aumentar y preparar los campos de cultivo cada año, había quienes utilizaban estufas para poder conservar árboles frutales en esos climas tan fríos, con lo cual lograban tener cerezas, manzanas, peras, ciruelas e incluso melones “no despreciables”.


Internacionalmente conocido desde hace años por al entrega de los premios Nobel, hoy en día podemos decir que Suecia sigue siendo uno de los países con mayor índice de alfabetización mundial y está además considerado como uno de los países más modernos y liberales.