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domingo, 25 de enero de 2015

Un nuevo telégrafo

Telégrafo de Chappe

Se han conocido, desde la antiguedad, como el fuego y el humo o la luz se han utilizado como sistemas de transmisión de señales ópticas, con las que trasmitir información a grandes  distancias. Pero fue a finales del siglo XVIII cuando se consiguieron mejorar los sistemas de transmisión codificada con la invención de nuevos dispositivos. Uno de ellos, y probablemente el más destacado en la época fue el ideado por Claude Chappe.

El telégrafo de Chappe era un sistema de transmisión de señales ópticas por semáforos. Éste era un método en el que se podían comunicar dos extremos, sin que los puestos intermedios conocieran el secreto del mensaje que se enviaba.

Chappe ideó una máquina que básicamente consistía en una viga  perpendicular, en cuyos topes había brazos, dispuestos de modo que se podían mover con rapidez y podían adoptar distintas posiciones con arreglo a un código. Una persona colocada en la torre con un telescopio veía las señales de la torre anterior y las repetía hacia otra torre.
Ilustración del telégrafo de Chappe

Una vez realizadas las pruebas de su utilidad, el gobierno francés determino establecer una línea de telégrafos por semáforos o torres para uso del ejército. Nacía así el primer sistema regular de telecomunicación.

Varios periódicos de nuestro país (Mercurio de España y Correo Mercantil de España y sus indias) del año 1800 se hacían eco de la noticia de un nuevo telégrafo "para uso de los ejércitos".

Este telégrafo de Chappe (conocido como telegrafía óptica) está considerado el primer sistema práctico de telecomunicaciones, aunque poco más tarde los gobiernos europeos comenzaron a tomar interés por otro novedoso sistema de comunicación: el llamado telégrafo eléctrico.

En nuestro país fue en el año 1798 cuando el ingeniero Agustín Betancourt obtiene el encargo de instalar un sistema de telegrafía óptica en España. Y aunque el proyecto era Madrid- Cádiz, en 1800 sólo se construyó parte de la línea (tramo Madrid- Aranjuez),  quedando el resto abandonado debido a la situación política y económica que creó nuevos intereses.

domingo, 18 de enero de 2015

Delitos y estafadores

Riña en el mesón del Gallo. Goya

Debido a las noticias que nos llega por la prensa o por la televisión,  parece que todo el que puede intenta aprovecharse de la situación y sacar tajada en su propio beneficio. Ya en  en 1800, también había quienes a través de varias modalidades de delito intentaban llenarse el bolsillo.

En aquel año se escribía que en Hamburgo se acaba de descubrir los manejos fraudulentos de una asociación que había tomado el título de Compañía de Comercio. Esta compañía fletaba navíos para la ciudad de Lubek pero los toneles que componían la carga, en lugar de mercancías, no contenían más que piedras y arena. El beneficio estaba en asegurar la carga y el navío, y el capitán (que iba de acuerdo) le hacía irse a pique. Esto se repitió diversas veces por la compañía, hasta que habiendo conseguido salvar varios toneles en el mar, no se halló en ellos al abrirlos más que piedras.

Existían también comerciantes que mezclaban la cochinilla, utilizada para obtener tinte, con polvos de cartas, con lo que se conseguía mayor peso en la venta.

En relación con la alimentación se llegaron a vender en aquellos años productos como harinas picadas o de mala calidad por panaderos y molineros, o carniceros que vendían animales y aves que habían muerto por enfermedad, o corrigiendo los vinos verdes o agrios con el venenoso oxido de plomo, tal y como se hacía en algunas bodegas y botillerías de París y Londres.

Se llegó incluso a vender mezcladas con el cardillo o targamina (una planta comestible y muy apreciada en guisos y ensaladas en nuestro país), otra especie de lechuga silvestre y que era indigesta.

Era normal encontrar en las ciudades gentes sin oficio ni beneficio, que robaban en las calles o en las casas, pero también había los que estafaban a incautos proponiéndoles fáciles negocios que franqueaban su confianza.

Había quienes insinuando amistades con altos cargos y grandes señores, o incluso haciéndose pasar por parientes de personajes ilustres, ofrecían falsos empleos o la posibilidad de facilitar favores a condición de que se les anticipara ciertas cantidades de dinero para recompensa de los servicios.

Una queja común entre los “Ilustrados” de la época, era la actuación de curanderos que se dedicaban a vender específicos (pócimas) que se decían contra todo tipo de enfermedades y que alargaban la vida. Similares protestas generaba la actuación de los llamados sacamuelas o compone-huesos, que recorrían las villas y pueblos de nuestro país.

Otra variedad de timadores llegaban a los pueblos, identificándose como viajeros venidos de las lejanas Persia o China, desde donde traían ciertas hierbas para precaverse de todos los riesgos o conciliarse en el amor.

También había personas que recurrían a mezcladores de metales y piedras preciosas con los que se obtenían joyas que afirmaban conseguir honores o riqueza, o incluso las propiedades de evitar ser mordido por víboras o perros rabiosos.

Los juegos de apuestas y juegos de pelota, trucos, bochas, etc. eran perseguidos por las autoridades, pero sobre todo los juegos de naipes en los que se robaba (y se decía mucho) a incautos utilizando la destreza en el movimiento de la baraja o marcas en las cartas y donde después acababa muchas veces en disputas y riñas.

Era también común encontrar dueños de varas adivinatorias con los que se encontraban metales y tesoros o incluso quienes decían que sabían hacer oro (y sin embargo siendo conocedores de esta ciencia, ellos no eran ricos).

Toda una variedad de pícaros y estrategias para lucrarse de manera ilegal.

domingo, 11 de enero de 2015

"Callejeros Viajeros": Venecia 1800

Fiesta de la Ascensión, Guardi
En el año 1800, estaba considerada la bella ciudad de Venecia, con más de ciento cincuenta mil habitantes, como la tercera ciudad italiana en importancia (después de Roma y Nápoles) destacando por sus canales junto a los más de trescientos puentes (la mayoría sin parapetos) que los cruzaban.

Los venecianos recorrían  a diario sus canales con góndolas, generalmente negras, y con dos gondoleros (uno a proa y otro a popa), y que ubicaban amarradas a grandes maderos junto a sus casas.

Las casas venecianas estaban construidas en ladrillo, aunque los mejores edificios los revestían en mármol que traían desde la vecina península de Istria.

Palacio Ducal de Venecia, Guardi
Mientras que los venecianos eran considerados de  atentos pero desconfiados, las mujeres venecianas  se decía que eran hermosas además de garbosas: “tienen en Italia la misma fama que en España las andaluzas por su gracia y donaire”.

Como en toda Italia, sus calles y plazas eran frecuentadas por saltimbanquis, que divertían al público “con sus farsas y espectáculos groseros”, entre tanto en las casas de las familias ricas celebraban por las festividades lujosos bailes.

La plaza de San Marcos era el lugar del paseo, de los cafés, de las fiestas, de los juegos y donde “concurre la nobleza, los extranjeros y los noveleros”.

Pero la plaza de San Marcos también era el centro del carnaval (el más famoso de toda Italia y que duraba seis meses en el año), donde los habitantes y forasteros, intelectuales y aventureros se disfrazaban y ponían máscaras.

No se va al teatro sino con máscara, y no se encuentra más que máscaras en la plaza de S. Marcos

Otra de las populares festividades de la ciudad era la fiesta de Ascensión, conocida como el ”carnaval de verano”, duraba quince días y era una celebración en la que se simulaba un matrimonio con el mar.

La que fuera ciudad de Vivaldi, era una de las ciudades más famosas por sus óperas, consecuencia tanto por la calidad de la música que interpretaban como por la representación de reconocidas compañías de actores.

Debido a la humedad y poco saludable de sus estaciones, los venecianos más ricos frecuentaban principalmente en los meses de verano y otoño sus casas de campo, por lo que de esta manera durante unos meses trasladaban a  su “villegiatura” la vida diaria y la diversión.

Después de la muerte de Pío VI y debido a la invasión de la península itálica por Napoleón Bonaparte, se celebró en esta ciudad el cónclave para la elección del nuevo Papa. Fue este el último cónclave que se ha realizado fuera de Roma.

Elegido el nuevo pontífice como Pío VII, fue coronado en Venecia en  marzo de 1800, para volver a Roma en los primeros días del mes de julio de 1800.





domingo, 4 de enero de 2015

El saber del comerciante


Ilustración de 1800

Es curioso lo que se leía en 1800 sobre los conocimientos básicos que debía tener un buen comerciante, que según decían “se distinguiría del simple mercader”.

Un experto comerciante que  “desde climas remotos distribuía producciones en su país a sus conciudadanos o revendía al extranjero” debía comenzar por tener conocimientos de aritmética, libros de cuentas y documentos mercantiles como letras de cambio.

Se consideraba indispensable el conocimiento de los seguros y precios de los portes, así como los reglamentos de los productos en los lugares de origen (mercancías prohibidas de extraer o introducir) o los salarios que se daban a los capitanes, pilotos, oficiales y marineros.

El estudio de las monedas, pesos y medidas de cada país y los mejores lugares de fabricación de mercancías era de gran valor.

Pero también era importante para un buen comerciante la instrucción de la lengua francesa, “que se ha hecho universal en estos tiempos para las comunicaciones mercantiles y no le dañará el saber la inglesa e italiana” junto al modo de embalar o empaquetar los géneros para que de esa manera no padecieran el deterioro por los transportes.

Se complementaban estos conocimientos con una rica formación en geografía e historia de la navegación y el comercio, de los pueblos modernos y de las principales Compañías de comercio.

Puede ser que en el fondo todo esto fueran unos primeros pasos para los conocimientos en ciencias empresariales.