"Retrato de mujer negra", es sin duda uno de las más bellas pinturas de 1800, y la que impulsó a Marie-Guillemine Benoist, con 32 años a la fama y reconocimiento entre sus coetáneos.
Hija de un funcionario, María-Guillemine comienza a exponer entre destacados autores hacia 1791, con pinturas de claro estilo neoclásico.
Retrato de una mujer negra |
Nacida en 1768 como Marie-Guilemine Laville-Leroux, cambió su apellido cuando se casó en 1793, con el abogado Pierre-Vincent Benoist.
Es poco después de esta pintura cuando la notable autora recibe varios encargos para pintar retratos de algunos miembros de la familia de Napoleón.
Formadora y ejemplo para otras pintoras, su "Retrato de una mujer megra" es un símbolo de la abolición de la esclavitud y de la emancipación de la raza negra y supuso un gran impacto tanto por la temática como por la belleza y sensualidad con la que es mostrada la mujer.
Esta pintura (que parece ser que fue el retrato de una mujer concreta), es de claros contrastes cromáticos, llamando la atención las telas blancas, y el cuerpo suave y oscuro de la modelo.
Se presentaba esta obra en 1800, seis años después del decreto de abolición de la esclavitud en territorio francés.
Este retrato que actualmente se encuentra en el Museo del Louvre podría considerarse, según algunos críticos, como una llamada a la emancipación de la mujer para aquellos años.
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