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domingo, 20 de diciembre de 2015

Diversión de las personas de talento

Publicado en el año 1800, aparecía en nuestro país un libro con el llamativo título de “Diversión de las personas de talento”, traducción de la obra de Joseph Felipe de Olive, en donde se encontraba entre su insospechado y vairopinto contenido  una serie de reflexiones sobre la reputación de las personas.
Portada de "Diversión de las personas de talento"

Era considerada por el autor, en esta obra, la reputación como  “un bien durable y lisonjero”, que llegaba a perdurar más allá de la persona que la poseía. Pero más que la defensa y reflexión que realizaba hacia el concepto que trataba (la reputación), podemos destacar en este artículo el pretencioso e intencionado repaso por la notiriedad de ciudadanos de diferentes países europeos:

De la reputación de los ingleses se primaba su resolución a la altanería y fiereza, formando “el fondo de su antiguo carácter”, al que se le unía la influencia de temperamento de otras culturas con las que había tenido mayor relación: “beben como los sajones, son afectos a la caza como los daneses, los normandos les han dejado la dilación en los procesos y los testigos falsos, y de los romanos han retenido la inclinación a los espectáculos y el desprecio de la muerte.

Por otro lado en cuanto a los franceses, la fama iba dirigida a la libertad con que se relacionaban en el amor los hombres y mujeres y a la falta de compromiso y constancia entre las parejas. Por otro lado eran considerados destacadamente sociables y significativamente aficionados al juego: “el juego está muy válido en Francia y puede decirse que es la moda dominante”.

Hablaba también el autor, del renombre que se habían creado los ciudadanos italianos;  destacando en ellos su consideración de personas “muy civiles y sobrios”, con disposición para el estudio y las artes, además de su relevante capacidad para el comercio. Pero se encontraba muy acentuada, en el estilo de vida de los italianos la ociosidad, que les provocaba en su vida diaria la inutilidad de los talentos que poseían. Era célebre entre los italianos, nos dice,  que  “La simulación, la perfidia y la desconfianza no son cosas raras entre ellos”. Y además matizaba, se les unía la consideración de excesivamente pasionales: “tienen también estos naturales una propensión a los celos y al amor”.

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