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domingo, 19 de julio de 2015

Nuevo método de estudiar la lengua latina



En un extenso artículo publicado en el Diario de Madrid de finales del año 1800, se anunciaba un eficaz y novedoso método de estudiar el latínusado ya por algunos sabios de Europa”.

Cartas de Cicerón en latín
Este método de estudio del latín, propugnaba la traducción y el aprendizaje sin tener que memorizar largas listas de palabras o textos, y basándose en ejercicios diarios en el aula con el preceptor de “latinidad”.

Los textos con los que estudiaban eran la gramática de Simón Abril, las Cartas de Cicerón, la Colección de Autores Latinos de los Padres Escolapios y el Catecismo de Pío V (que era la clase de doctrina cristiana).

En el aula los alumnos se dividían en dos grupos: principiantes (sin conocimiento del latín o que habiendo estudiado no han superado el examen de traducción de las Cartas de Cicerón) y el grupo de los que sí superaban la prueba de traducción.

El desarrollo de la jornada diaria consistía en que unos iban traduciendo a viva voz los textos asignados mientras el resto escuchaban la traducción. Después los alumnos pasaban a traducir por escrito la gramática y texto que correspondía; pasando finalmente el preceptor a explicar la lección de gramática que se había traducido y terminando con una sesión de preguntas a los alumnos sobre su explicación.

Concluidas las clases y superados los exámenes, el alumno conocía: “las declinaciones de los nombres, conjugaciones de los verbos y las 14 reglas de traducir gramaticalmente”. De esta manera el preceptor consideraba a sus discípulos capacitados para “traducir todo género de latín que se les presente”.

La lengua latina fue durante aquellos años, de extrema importancia para el desenvolvimiento en determinadas profesiones. El conocimiento del latín hasta hace poco tuvo una relativa importancia en los programas de estudios del bachillerato.


domingo, 5 de julio de 2015

Cavanilles: ilustre naturalista valenciano

Cavanilles. Museo Nacional Bogotá. Colombia

En 1800, el valenciano Antonio José Cavanilles y Palop, tenía 55 años y estaba considerado uno de los más prestigiosos botánicos europeos.

Este teólogo fundó, junto a otros destacados científicos, la revista (que se llamó durante los años 1799 y 1800) Anales de Historia Natural,  cambiando su nombre en 1801 a Anales de Ciencias Naturales. Cavanilles publicó numerosos artículos en dicha publicación, donde aparecían además de estudios de botánica, otras ciencias como zoología, geología y medicina.

Una de sus obras más conocidas es Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia, que se publicó en dos volúmenes entre 1795 y 1797. En esta obra Cavanilles aportó numerosos datos y detalles de la historia natural, geografía y economía del territorio.

Este estudio sobre la naturaleza y la economía rural, de importancia para el Estado y el público en general, fue consecuencia del trabajo y dedicación de este incansable naturalista que durante veinte meses, examinó plantas, montes, cultivos, paisajes y  conversó con sus gentes, para después publicar sus dibujos y notas.

Cavanilles tuvo, en aquellos tiempos, contactos con destacados hombres de la cultura y la ciencia, tanto nacionales como internacionales: Viera y Clavijo, Humbold, Willdenow o Bonplant (al que le dedica en 1800 el nombre genérico de una planta llamádola "bonplandia").

Para los botánicos la obra más importante de Cavanilles es un tratado donde clasificó e inventarió especies, algunas de ellas nuevas, procedentes de América y otros lugares por expediciones científicas: Icones et descriptiones plantarum quae aut sponte in Hispania crescunt aut in hortis hospitantur que publicó la Imprenta Real, en Madrid (entre 1791 y 1801) y estaba compuesto de seis volúmenes.

Cavanilles se doctoró en teología y realizó además estudios de filosofía y matemáticas, fue docente e instructor privado de la alta nobleza, y en 1801 fue nombrado director del Real Jardín Botánico de Madrid, cargo que ejerció hasta su muerte en 1804.

Dejó herbarios, dibujos, una importante biblioteca y numerosos manuscritos. Sus escritos estimularon a nuevas generaciones de  botánicos.

Para inmortalizar a este ilustre naturalista valenciano desde la botánica se designa "cavanillesia", a una especie de árbol originario de Sudamérica. El Instituto de Biodiversidad y Biología Evolutiva de Valencia, lleva desde su fundación el nombre del prestigioso Cavanilles.