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domingo, 26 de octubre de 2014

Celestino Mutis y la Expedición Botánica al Reyno de Nueva Granada


José Celestino Mutis
Durante los años finales del siglo XVIII se realizaron varias expediciones patrocinadas por la Corona Española en varios de sus amplios dominios,  con las que se pretendía un mayor control, una mejor extracción de los recursos naturales y “como correspondía a la época de la Ilustración”, el conocimiento científico de su geografía ( la historia natural).

De esta manera se inicia una de las más sorprendentes expediciones que se realizaron en el Nuevo Mundo, la Expedición Botánica al Reyno de Nueva Granada (actual Colombia).

En el año 1783, comenzaba a cargo de José Celestino Mutis (que entonces tenía 51 años) dicha expedición. Mutis era médico y hombre culto que sorprendido y admirado por la geografía y naturaleza del territorio pretendía realizar un estudio e inventario de las riquezas naturales.

Una de las láminas de la Expedición,
Real Jardín Botánico (Madrid)
Recolectaron durante años una extensa cantidad de semillas y plantas con enorme importancia científica. Las ilustraciones se llevaron con minucioso interés, por lo que constituyeron una escuela de dibujantes y pintores que ilustraban con extrema precisión y cuidado las plantas conservadas en agua que les traían de los alrededores (hay quienes consideran que el gran valor artístico de la obra supera hoy en día su importante valor científico).

Es en el tiempo de la Expedición que Mutis mantuvo correspondencia con el naturalista y botánico más importante de época: el sueco Carlos Linneo, que llegó a definirlo como "el botánico más grande de América". En uno de los envíos Linneo quedó fascinado por una de las plantas recibidas y  le contesta a Mutis: “¡jamás había visto una planta tan particular!”. Linneo la llamó en su honor Mutisia. De esta manera la planta se convirtió en el símbolo de la expedición y el naturalista Celestino Mutis ve acrecentar su prestigio entre los científicos y poderosos.

En el año 1800 la Expedición Botánica y su director (el ya anciano Mutis), tenían reconocido prestigio en toda Europa y América, de forma que en 1801 el famoso explorador Humboldt quiso conocer a Mutis, visitándolo en Santa Fe de Bogotá y conociendo el material de la expedición.

El polifacético gaditano Celestino Mutis médico, botánico, astrónomo, sacerdote, profesor, director y promotor de las ciencias, murió en Bogotá en 1808, dejando a su sobrino Sinforoso Mutis como director de la Expedición Botánica.

Con el comienzo de la emancipación de las colonias españolas en América los diferentes tesoros botánicos, recogidos por el equipo de Mutis, fueron enviados a España y actualmente se conservan en el Real Jardín Botánico de Madrid. La Colección Mutis constituye una de los conjuntos más grandes e importantes en lo que se refiere a la botánica y a ilustraciones botánicas: un herbario de más de 24 mil plantas del virreinato, manuscritos y más de 6.000 espectaculares dibujos representando la extraordinaria flora colombiana.

En recuerdo de este prestigioso científico su figura adornó los billetes de doscientos pesos en Colombia y los de dos mil pesetas en España. Pero además jardines, parques, calles, residencias e institutos, incluso un aeropuerto comercial y un circuito turístico (Ruta Mutis) de pueblos coloniales llevan su nombre.




domingo, 19 de octubre de 2014

Edicto de Caza y Pesca


La caza de la codorniz, Goya

"Por Real Ordenanza
Se prohíbe a todo género de personas el uso de la escopeta en caza, desde primero de marzo, hasta fin de julio de cada año, usándola libremente todo viajero, a quien por otro motivo no estuviese prohibida, para la defensa de su persona y bienes en todo tiempo.

Que en el resto del año solo puedan cazar con escopeta y perros los nobles, eclesiásticos y toda otra persona honrada de los pueblos, en quienes no haya sospecha de exceso, y de ningún modo los jornaleros y los que sirven oficios mecánicos, que sólo lo podrán hacer los días de fiesta por pura diversión.

Se prohíbe en todas partes el uso de galgos desde primero de marzo de cada año, hasta el día en que concluye la Veda General de Caza; y en los parajes plantados de viña se amplía esta prohibición hasta que su fruto sea cogido.

Se permiten los cazadores de oficio, con tal que hayan de tener licencia y aprobación de las Justicias de los respectivos pueblos, y que concurran en ellos las calidades de hombre de bien y de habilidad.

Se prohíbe absolutamente la conservación de hurones, con la prevención de que los que los necesitaren para la saca de conejos en sitios vedados propios, o arrendados, deberán acudir al Consejo en Sala de Justicia a obtener la  licencia.

Se prohíbe cazar con perdices de reclamo, lazos, perchas, orzuelos, redes y demás instrumentos y medios lícitos, preemitiéndose únicamente, que las codornices y otros pájaros de paso se puedan cazar aún en tiempo de veda con red y reclamo de estas solas especies.

Que ninguna persona pueda tirar a las palomas dentro de una legua de distancia de los palomares, poner añagazas, u otros armadijos a excepción de los tiempos de la sementera, y recolección de frutos, señalándose para el primero de los meses de octubre, noviembre, diciembre, enero y febrero, y para los últimos el de julio, agosto y septiembre, en cuyos tiempos sólo en los sitios y parajes en que se estuviese haciendo la sementera, y no hubiese nacido el fruto, y éste se esté beneficiando se les podrá tirar con escopeta.

Se previene que los dueños de palomares sean obligados a cerrarlos y poner redes en los  meses de octubre y noviembre, y en los de junio, julio y agosto.

Que hallándose las palomas en dichas dos temporadas fuera de los palomares, se les podrá tirar a cualesquiera distancia por los vecinos y forasteros, bien sean labradores o no lo sean en los sembrados y eras, o en otros cualesquiera sitios y parajes, sin incurrir en pena alguna, con tal de que siendo dentro de la distancia del tiro, no se pueda hacer sino a espalda vuelta a los palomares.

También se prohíbe el pescar en aguas dulces desde primero de marco, hasta fin de julio de cada un año con ningún instrumento como no sea la caña, y sólo podrán pescar desde 24 de junio los dueños particulares o los arrendadores.

Pescador con caña, Goya
Se prohíbe la pesca de truchas en los meses de octubre, noviembre, diciembre, enero y febrero, que en los tiempos señalados y permitidos sólo se pueda usar del anzuelo, nasas y redes, de cualquier género que sean, teniendo precisamente cada malla de ellas la extensión o cabida (indicada), …con absoluta prohibición en todo tiempo de otro instrumento y mucho más de medios ilícitos, como cal viva, beleño, coca y cualquiera otros simples o compuestos, que extinga las cría de la pesca, sean nocivos.

Que los menestrales, artesanos, trabajadores y oficiales mecánicos sólo puedan pescar los días de fiesta de precepto en los tiempos permitidos y usar de la caña en los mismos días todo el tiempo del año.

Y las penas que por la citada Real Ordenanza se imponen a los contraventores son las siguientes: a los que encontraren cazando o pescando, siendo nobles, tres mil maravedís por la primera vez, doblada pena por la segunda y triplicada por la tercera, con apercibimiento de más graves penas al arbitrio del Consejo, con respecto a la inobediencia y si fuere plebeyo en mil quinientos maravedís por la primera vez, no teniendo de que exigirlos, en ocho días de cárcel, doble todo por la segunda y triplicada por la tercera, con perdimiento de unos y otros de los instrumentos que se les aprehendan quedando como quedan derogadas todas las reglas, órdenes y providencias dadas sobre la Veda General de Caza y Pesca.

Y para puntual cumplimiento de lo resuelto por S. M. y que no se alegue ignorancia, se publica el presente Edicto. Madrid y febrero 7 de 1800".

domingo, 12 de octubre de 2014

De las especias y sus usos



Utilizadas como condimento para la cocina, las especias  son conocidas desde antiguo para potenciar  o dar mejor aroma a muchos alimentos.
Perejil

Semillas, cortezas, raíces, incluso hojas de algunas hierbas eran consideradas especias al dotar de mayor sabor a guisos y caldos; convirtiendo en aromáticos y sabrosos insípidos potajes y asados.

Pero aunque muchas de ellas deben tomarse con precaución (llegando a ser tóxicas en grandes cantidades), también la medicina tradicional ha recurrido a estas para la fabricación de medicamentos o la preparación de brebajes con los que protegerse de algunas enfermedades.

En el año 1800 los tallos y hojas de muchas hierbas y especias eran tomadas como ingredientes para ayudar a la digestión en las comidas, como aderezo casi general que se empleaba “para sazonar manjares” o entraban en la composición de polvos y aceites para diversos tratamientos a la vez que se dispensaban disueltas en líquidos y atendidas entre “aguas medicinales

De esta manera “el cocimiento de las hojas y raíz de perejil ”excitaba al vómito y se consideraba eficaz “contra todo mal contagioso”, mientras el anís (que formaba parte en la composición de barnices para que secaran más rápido las maderas) era utilizado en los licores y estimado ingrediente en tortas o bizcochos siendo valorado como fortificante, eficaz en los flatos y provechoso en las pulmonías.
Hinojo

Entretanto las hojas de albahaca mitigaban los dolores de cabeza y la planta del hinojo era considerado como un excelente calmante en la medicina de finales del siglo XVIII.

También podemos decir que la salvia se reputaba por fortificar los nervios y  el enjuague de sus hojas mezclado con vino blanco se tomaba como alivio en el  dolor de muelas.

Por otro lado las hojas de tomillo (mezcladas con miel y harina de cebada) se aplicaban para calmar los dolores de gota y el aceite preparado con hierbabuena se empleaba como ungüento para curar llagas y contusiones.

Como curiosidad de la época os puedo contar que para conservar la mostaza (que ayudaba en la digestión de alimentos pesados y se hablaba de eficaz contra el escorbuto) y poder disponer durante meses de esta especia sin que se estropeara, se machacaban las semillas en vinagre y mezclaban con harina blanca, se añadía canela y miel, y formaban con esta pasta unas pequeñas bolitas que secaban “al sol o en horno de cocer pan”. Después cuando era necesario utilizar la mostaza en los alimentos se disolvían las bolitas en vinagre y ya estaba lista la especia para añadir a los guisos.

domingo, 5 de octubre de 2014

Provincias vascongadas


Conocida tierra de navegantes y exploradores, las provincias vascongadas, estaban compuestas por ciudades bien construidas de calles estrechas y de aspecto acogedor: Bilbao o Vitoria, eran ejemplo con casas con balcones y  fachadas con piedra tallada.

Paisaje Vasco
Ciudades no muy grandes pero con un activo comercio que llegaba a diferentes partes del reino: el hierro de Vizcaya, el vidrio y las maderas, las sillas de junco o velas de sebo y las confiterías de Vitoria, además de la destilación de licores.

Hacia finales del siglo XVIII, este territorio de marinos y marineros, mostraba su relación con el ruidoso y muchas veces tempestuoso mar, en el pujante comercio y en la construcción de barcos.

Dedicados en los años de 1800 principalmente al comercio y la labranza, la mayoría de los vascos eran de cara estrecha, con pelo y ojos negros y cuerpo bien proporcionado, además de resueltos y amables, mientras que las mujeres se distinguían por una expresión austera y seria, con cabellos muy largos y trenzados colgando detrás siendo célebre su fuerza y capacidad de trabajo tanto en el campo como en el puerto.

Para algunos viajeros era curioso la manera que utilizaban para viajar poniendo dos asientos, uno a cada lado y paralelos al caballo que permitían al viajero mirar fácilmente adelante o los carros compuestos de bueyes pequeños que en lugar de ruedas con radios utilizaban discos grandes y macizos. Para las cargas de mercancías utilizaban largas recuas de mulas unidas unas a otras (hasta 20) que portaban cencerros.

Los juegos de cartas, juegos de dados o ajedrez y la reunión en las tabernas con el chacolí (tipo de vino blanco) eran un entretenimiento común de los vascos de aquella época.

Y las grandes celebraciones las encontraban en las fiestas del calendario religioso, sobre todo las romerías de pueblos en honor de algún santo,  con bailes y danzas al sonido de la flauta y el tamboril.

Con fértiles llanuras y amplios pastos mantenían estas gentes sus ganados, cultivando las faldas de las montañas y recolectando los frutos de castañares y manzanos, perales y cerezos.

Los vascos eran aficionados a la caza (aves, liebres) y la pesca (angulas, sepia, sardinas, lubina) siendo además conocidos como gente que les gustaba comer abundante y bien.

Como vemos la fama de buenos comedores les viene a los vascos de antiguo.