Pío VI, el papa Braschi, moría en Francia el 29 de agosto de 1799. Era necesario un nuevo cónclave para elegir sucesor, pero “el estado de turbulencia y de aflicción en que se hallaban la iglesia y la cristiandad entera” y la situación política que se vivía en Europa, hizo que los cardenales no se pudieron reunir en Roma para el cónclave, y tuvieron que congregarse en Venecia, donde después de 3 meses, el 14 de marzo de 1800, Barnaba Luiggi Chiaramonti, fue elegido como Papa con el nombre de Pío VII, ocupando el lugar 251 desde San Pedro.
Hijo de familia noble, nació en Cesena (Estados Papales), el 14 de agosto de 1742. Entró en la orden benedictina adoptando el nombre de Gregorio y estudió filosofía y teología, llegando a ser profesor en Parma y en Roma. Su carrera sufrió una serie de promociones luego de la elección de 1775, de su pariente el Papa Pío VI, que finalmente le llevaron a ser cardenal de San Calixto en 1785.
En 1800, en México, se publicaba por orden del Virrey, un bando por lo que en todos sus dominios el rey Carlos IV de España manda “repique general en todas las Iglesias, festivas y vistosas iluminaciones en los barrios” como demostración de gozo por el “pontificado del beatísimo Papa Pío VII”. Mientras tanto en las librerías de nuestro país se vendían estampas con el “retrato” del nuevo pontífice. Y en la Corte madrileña, se ofrecía la posibilidad de apreciar una estatua al natural de Pío VII, junto a la de personajes ilustres de la época.
Durante su pontificado, Pío VII, deseoso de establecer arreglos sobre la situación religiosa en Europa, llevó a cabo negociaciones y concordatos con dirigentes como Napoleón, Luis XVIII de Francia, y con príncipes alemanes.
Se distinguió por su moderación, erigió varias diócesis en Estados Unidos (como la de Boston en 1808), realizó varias reformas en Roma, en 1804 ofició la coronación de Napoleón I como emperador, restableció la Compañía de Jesús, (que habían sido expulsados por gobiernos ilustrados de la Europa del siglo XVIII), y recuperó los Estados Pontificios (posesiones confiscadas durante la Revolución francesa, siendo papa Pío VI).
Todos estos logros no impidieron que estuviera retenido como prisionero por Napoleón en Savona (Italia) y más tarde en Fontainebleau (Francia).
Durante la última parte de su reinado, Pío VII vio aumentar el prestigio del papado, por la presencia en Roma de varios líderes europeos (Carlos IV y su esposa María Luisa permanecieron allí una vez que fueron exiliados por su hijo Fernando VII).
En 1823, Pío VII se fracturó una pierna después de una caída, muriendo pocos días después. Tras un cónclave de tan sólo veinte días, le sucedió como pontífice Aníbal Della Genga, que tomó el nombre de León XII.
Pio VII por Jacques-Louis David |
En 1800, en México, se publicaba por orden del Virrey, un bando por lo que en todos sus dominios el rey Carlos IV de España manda “repique general en todas las Iglesias, festivas y vistosas iluminaciones en los barrios” como demostración de gozo por el “pontificado del beatísimo Papa Pío VII”. Mientras tanto en las librerías de nuestro país se vendían estampas con el “retrato” del nuevo pontífice. Y en la Corte madrileña, se ofrecía la posibilidad de apreciar una estatua al natural de Pío VII, junto a la de personajes ilustres de la época.
Durante su pontificado, Pío VII, deseoso de establecer arreglos sobre la situación religiosa en Europa, llevó a cabo negociaciones y concordatos con dirigentes como Napoleón, Luis XVIII de Francia, y con príncipes alemanes.
Se distinguió por su moderación, erigió varias diócesis en Estados Unidos (como la de Boston en 1808), realizó varias reformas en Roma, en 1804 ofició la coronación de Napoleón I como emperador, restableció la Compañía de Jesús, (que habían sido expulsados por gobiernos ilustrados de la Europa del siglo XVIII), y recuperó los Estados Pontificios (posesiones confiscadas durante la Revolución francesa, siendo papa Pío VI).
Todos estos logros no impidieron que estuviera retenido como prisionero por Napoleón en Savona (Italia) y más tarde en Fontainebleau (Francia).
Durante la última parte de su reinado, Pío VII vio aumentar el prestigio del papado, por la presencia en Roma de varios líderes europeos (Carlos IV y su esposa María Luisa permanecieron allí una vez que fueron exiliados por su hijo Fernando VII).
En 1823, Pío VII se fracturó una pierna después de una caída, muriendo pocos días después. Tras un cónclave de tan sólo veinte días, le sucedió como pontífice Aníbal Della Genga, que tomó el nombre de León XII.
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