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domingo, 8 de septiembre de 2013

Casaca, chupa y calzón

Conde de Floridablanca. Goya
Hacia finales del siglo XVIII, la casaca, la chupa y el calzón eran las prendas masculinas más elegantes para vestir y comunes de encontrar en las tiendas de la Corte. Esta vestimenta fue el antecedente del traje de nuestros días.

La casaca era una prenda exterior,  larga, con pliegues y faldones que  iba adornada, entonces se decía “guarnecida”, con bordados y ricos botones,  la chupa se vestía debajo de la casaca y el calzón era corto e  iba desde la cintura hasta debajo de las rodillas.

Se venden cortes de chupas de gasa de oro, bordadas en oro, plata y sedas

Junto a estos ropajes se empleaba también la camisa o camisola con chorrera o “guirindola” a la que se anudaba un corbatín.

En la calle del Carmen frente a la primera reja del Convento, al lado del abaniquero, se venden cortes de calzones de punto de seda, de colores a 86 rs. y medias de seda blancas para hombre de buena calidad a 33 rs el par.”

A diferencia de hoy en día, las medias fueron un complemento muy importante para hombres  pues los calzones eran cortos, y se acompañaban de zapatos de piel y tacón, que llevaban además grandes hebillas lujosamente adornadas.

Zapatos de Vitoria punteados y de dos costuras
Zapatos de Burgos, punteados de negro

Utilizando géneros como la seda, filoseda, estambre y algodón, este vestuario llamado francés o militar, propio para la Corte, se completaba con el espadín (espada ligera).

Conjugaban estos ropajes peinados y pelucas, muy aplastadas y empolvadas, con buches a ambos lados y una coleta recogida atrás, que acompañaban el tricornio o bicornio (sombrero de dos picos).

Posteriormente, y ya en las puertas del nuevo siglo, la moda masculina que años antes era de origen francés, tornó a un estilo mucho más práctico en el vestir, con ropas más ligeras, utilizando colores mas oscuros y menos bordados y adornos. Era un estilo masculino de clara influencia inglesa.
Leandro Fenández de Moratín. Goya

Así para el año 1800, las prendas de vestir masculinas entre los cortesanos se hicieron más reducidas y ajustadas al cuerpo.


La casaca derivó en chaqueta, a la que se le añadió un pequeño cuello que luego se agrandó, y su faldón delantero se hizo muy corto, quedando sólo el de atrás. En cuanto a la chupa, desaparecieron las mangas ajustadas y el faldón, quedando de esta manera en un chaleco. Y el calzón por su parte pasó a ser un pantalón estrecho.

Las botas, que desplazaron al zapato de tacón, se calzaban grandes y ajustadas. Y en cuanto al  sombrero, con este nuevo estilo, se fue imponiendo el sombrero de copa frente al tricornio y bicornio.

Sin embargo, no todos los cortesanos estuvieron de acuerdo con estos cambios en la moda, y así hubo resistencias, aparecieron incluso algunos artículos en los periódicos como el “Diario de Madrid” donde criticaban o defendían a los “currutacos” (llamados así por su facilidad para cambiar según la moda).

Confieso que si por mi fuere, no quedará ninguna casaca, chupa, ni calzón y anduviéramos todos en chaqueta, pantalón y botas, todo ello nada ajustado para dejar en libre ejercicio los miembros del cuerpo y gozar cómodamente de todas sus posturas…entonces, si que recobraríamos una grandísima porción de tiempo, que ahora consumimos vistiéndonos y mudándonos algunas veces al día.

Pero al igual que en el vestuario femenino, junto al traje “de Corte” o “europeo”, en nuestro país, destacó también otra vestimenta masculina que tenía mayor colorido:"el traje de majo”.

El “majo” mostraba un estilo del pueblo desenfadado y atrevido. Los hombres de la Corte copiaron ese estilo que les agradaba, imitando unas maneras del pueblo, aunque con géneros de mayor calidad.

El traje de majo lo componían una adornada chaquetilla corta, chaleco, calzón debajo de la rodilla, faja, medias y pañuelo al cuello. El pelo iba recogido con una redecilla o cofia.
El médico. Goya
La vendimia. Goya

También hay que destacar que a finales del siglo XVIII y principios del XIX, la capa era uno de los elementos en la vestimenta masculina muy utilizada que daba abrigo e incluso elegancia. La capa fue un complemento básico en el vestido “europeo” e incluso “de majo”.

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