Bodegón, Meléndez |
Para la población europea, donde abundaban los pobres, fueron las gachas, los macarrones, la polenta y las patatas, los alimentos que mitigarían en gran parte el hambre de muchos de sus habitantes.
En España dado que el arroz era caro, las sopas consistían básicamente en caldos condimentados con cebollas, ajos, pimiento, queso, arenques, y sobre todo sal en suficiente cantidad, sin olvidar una especia aromática. También se añadían raíces cocidas como nabos, patatas o harina de guisantes y habas.
En los años finales del siglo XVIII, los macarrones eran un producto muy usual y barato en Nápoles, y acompañaba a los tallarines (tagliati) que se vendían en muchos conventos de monjas.
La polenta era muy popular en muchos lugares de la actual Italia, consistente en un pudding de harina de maíz y agua, al que se añadía algo de manteca (de vacas) y queso de Parma rallado.
En América del Norte era el “Pudding de indias” el que gozaba de las preferencias de sus habitantes. Se elaboraba con harina de maíz y agua al que se le añadía miel de cañas y sal; o también manzanas secas y frutas.
Los indios nativos americanos utilizaban el maíz que se hacía hervir lentamente, consumiéndolo tanto en la leche como en el caldo.
Pero entre “los naturales americanos y los extranjeros” también el cacahuete era un producto que se consumía “crudo, tostado en potaje en el puchero en lugar de garbanzos, azucarados como las peladillas y hecho masa en fruta de sartén, aceite para la comida y pan con su harina”
En un año de escasez de trigo, como lo fue el año de 1800, en algunos países como Francia o Inglaterra se intentó sustituir este cereal por otros como la cebada, el maíz o el trigo sarraceno.
“En Inglaterra come el jornalero con mucha economía su pan y queso, pero en Irlanda llenan la gamella de patatas y come cada uno cantidades increíbles”.
Las patatas suplían en Irlanda la escasez de pan y eran mucho más conocidas y popular su uso que en la mayoría de los países de Europa.
En países como India y Japón era la harina del sagú (un almidón de la palma) un importante alimento entre la población con el que se elaboraban tortitas y pasteles.
Los japoneses consideraban ya entonces el arroz un alimento de primera necesidad al que añadían habas, guisantes, cebollas, rábanos o coles. Con la planta de la soja elaboraban los japoneses un potaje llamado miso “que es la comida diaria del pueblo” y con la harina de judías elaboraban unas tortitas azucaradas.
El jengibre y la pimienta eran indispensables en salsas y sopas japonesas, además de las raíces de bambú y las setas.
Y entre los turcos y persas una harina muy recurrida en la cocina era la de salep (tubérculo de una orquídea).
Para muchos rusos el principal alimento era el pescado y la carne salados, al que añadían a la mayoría de sus guisos el chucrut (hojas de col fermentadas en agua con sal), además del pan de centeno.
Hoy las cosas son muy distintas, ya que por suerte en muchos lugares podemos con una llamada de teléfono degustar las distintas especialidades de cada país.
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