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domingo, 28 de abril de 2013

La vacuna de la viruela. El inicio de las vacunas


Hoy en día estamos tan acostumbrados a las vacunas y a la vacunación que hasta comentamos que para combatir todas las enfermedades se tendrían que inventar más vacunas, pero las vacunas son un invento relativamente nuevo en la historia de la humanidad y comenzó con la vacuna de la viruela.

La vaccine ou Le préjugé vaincu
Louis-Léopold Boilly (1807)
Wellcome Institute for the History of Medicine
La viruela era una enfermedad que ha causado muchos estragos, y que llegó a ser endémica en Europa a finales del siglo XVIII, por lo que durante años severas epidemias de viruela actuaban entre de los habitantes de muchos países, dejando grandes secuelas y matando en algunos momentos a más de una décima parte de la población.

Intentando prevenir la enfermedad la gente realizaba prácticas tan diversas como exprimir el cordón umbilical del recién nacido, echarle sal por todo el cuerpo, lavarse las manos con vinagre aguado, inspirar el aire con polvo de pústulas secas o rascar la piel con un paño que previamente se había frotado en la piel de una persona enferma.

Una práctica que se realizaba desde antiguo, venida desde Oriente, y que en Europa introdujo Lady Montagu a principios del siglo XVIII, consistía en introducir material varioloso de un caso leve en una persona sana. Esta técnica hacía que se sufriera el virus de la viruela de una manera más moderada que la accidental, y por lo tanto la erupción era más débil y sobre todo no mortal. Esta práctica era llamada inoculación, también llamada variolización.

Uno de los máximos defensores de la inoculación y de la mejora de la sanidad española del sigo XVIII fue Timoteo O´Scalan. Este médico irlandés instalado en España introdujo la práctica de la inoculación en Galicia en 1771 y publicó escritos luchando por mejorar la situación sanitaria: Práctica moderna de la inoculación (1784), Inoculación vindicada (1786) y Ensayo apologético de la inoculación (1792).

La inoculación tenía muchos detractores("anti-inoculistas") y opiniones divididas por diversas causas pero principalmente se pensaba que exponían la vida de una persona sana a un riesgo que no era necesario y propiciaba más epidemias.

En medio de estas polémicas de aprobaciones y aceptaciones de la inoculación de la viruela por parte los médicos y de los gobiernos llegó el descubrimiento de Jenner, “la vacuna”.

Edward Jenner observó que las vacas padecen una enfermedad conocida allí como cowpox (viruela de las vacas), consistente en unas pústulas irregulares, y que se transmitía a las personas que ordeñaban las vacas, de forma que al tiempo les aparecían manchas inflamatorias como si fueran quemadura y una especie de úlceras, y que según la tradición les protegía de la viruela.
Edward Jenner

En 1796 Jenner inyecto el virus con la enfermedad de las vacas(viruela vacuna)tomada de una granjera en un niño, al que después le inyecto la infección de viruela humana, sin que el niño manifestara síntomas de la enfermedad. Una victoria en la medicina y tal vez uno de sus hallazgos más importantes, el descubrimiento de “la vacuna”

En 1798 Jenner publica “An inquiry into the causes and effects of the variole vaccine”, dando a conocer sus experimentos.

Aunque en un principio desde algunos sectores hubo desconfianza y resistencia a creer en su eficacia, las juntas médicas de muchos países propagan estas prácticas y publican el reconocimiento de este importantísimo descubrimiento y así se difunde desde Inglaterra a muchos países como Francia, Alemania, Austria, Suiza, Holanda, Prusia, Italia, España.

En el año 1800 se publicaron numerosas observaciones detallando los experimentos y resultados que se realizaban con la vacuna.

Y es en 1800, cuando Francisco Piguillem comenzó a vacunar en España:

“El doctor Piguillen pidió al doctor Colón de París una porción de virus vacuno con el que procedió a inocular en Puigcerdá, Barcelona y Cataluña”.

A partir de aquí la vacunación empieza a ser una práctica extendida llegando  en 1801 a publicar su tratado "La vacuna en España o Cartas familiares sobre esta nueva inoculación" (Barcelona, 1801).

La confianza de la población a este descubrimiento se iba afianzando, y junto a los esfuerzos de gobiernos y gobernantes, las informaciones de las juntas médicas y las publicaciones y constancia de muchos médicos propiciaron un importante avance en la medicina. No había duda de que la vacuna salvaba la vida de muchas personas.

El 30 de noviembre de 1803 salía del puerto de la Coruña en dirección a América y Filipinas, una expedición a expensas de su majestad Carlos IV para propagar la vacuna,” varios facultativos y empleados y de 22 niños, que no habían pasado viruelas, destinados a conservar el precioso fluido, transmitiéndolo sucesivamente de brazo a brazo y de unos a otros en la navegación”. Era “la expedición Balmis” difundiendo la práctica de la vacuna en distintas posesiones de ultramar.

Según Naciones Unidas la viruela fue declarada oficialmente erradicada en 1980, y es la primera enfermedad combatida a escala mundial.

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