Barómetro de Fortin |
Actualmente cuando vamos a
realizar un viaje de varios días escuchamos las noticias o buscamos por
Internet el tiempo que nos va a hacer, y con una previsión bastante exacta nos dicen la temperatura, si habrá
lluvias o estará soleado a lo largo de los próximos días, y es entonces cuando
decidimos echar en la maleta el paraguas para resguardarnos del agua o dejar
los abrigos porque no los vamos a necesitar.
Pero hace poco más de
doscientos años lo que se conocía del tiempo atmosférico futuro era prácticamente
nada. La gente se limitaba a esperar las lluvias o las heladas sin saber si serían
abundantes o durarían mucho tiempo.
Incluso en cuanto al
conocimiento del tiempo de los días pasados los datos eran escasos y poco
precisos.
Un ejemplo del “parte del
tiempo” que se daba entonces para toda España lo podemos encontrar en el Correo
Mercantil de España y sus Indias para el 27 de Febrero de 1800: “Temporal: En la provincia de Madrid está el
tiempo vario con vientos fríos, en la de Toledo lluvioso, en la de Cuenca frío
con agua y nieves, en la de Ciudad Real las continuas lluvias han perjudicado
las cebadas, en las de Córdoba y Murcia está el tiempo claro, en la de Jaén han
causado las aguas muchos estragos, en las de Granada y Valencia hace un
temporal vario y últimamente en la de Sevilla se experimentan nieblas y
humedades”.
Otras veces, la información atmosférica
que se daba era un recuento de las observaciones que habían sucedido durante los
días anteriores: número de días en los que el cielo había estado cubierto, con
niebla, sereno o había granizado, por ejemplo, junto con la cantidad de lluvia
caída y el tipo de viento (recio,
variable o flojo) que se había dado.
Grados Réaumur y grados centígrados |
Esta información provenía de
algunas estaciones fijas que recogían datos de barómetros y termómetros por la
mañana, tarde y noche y al igual que hoy
había aficionados que registraban sus propias observaciones. Es curioso ver en algunas publicaciones daban la tabla de equivalencia entre grados Réaumur (en honor de René Antoine Ferchault de Réaumur que la propuso como unidad en 1731) y grados centígrados pues estos últimos no llevaban todavía mucho tiempo utilizándose.
Pero, en 1800, estos datos
eran insuficientes para realizar una predicción atmosférica aunque existía una
inquietud por tener conocimientos más exactos del clima, dirigida sobretodo a
su aplicación en la agricultura, el ganado y la navegación.
Aunque fue en el siglo XVII cuando
se empezaron a dar los primeros pasos en el estudio científico de la
meteorología, con la utilización del termómetro y el
barómetro, y en el siglo XVIII se inició la publicación de las primeras
observaciones atmosféricas, fue necesario todo el siglo XIX y el siglo XX, con el telégrafo y la formulación de leyes que
gobiernan los fenómenos atmosféricos para que se dieran rápidos progresos y se pudiera
predecir el tiempo en lugares concretos y en periodos “largos” como lo podemos
conocer ahora.
Así que
si ahora alguna vez os falla la predicción del tiempo que os han dado en las
noticias, no os enfadéis, pues pensad que hace 200 años no había previsión del
tiempo atmosférico más allá de de los calendarios tipo “cabañuelas”.
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